"Mas los bravos que unidos juraron, su feliz libertad sostener; a esos tigres sedientos de sangre, fuertes pechos sabrán oponer"

viernes, 27 de julio de 2012

La devaluación de la Historia.


“La Historia la escriben los vencedores, y el relato los cobardes”.

Sin duda alguna la Historia es lo más preciado del hombre. Es su pasado mismo, su caminar, su progresar. La Historia es escrita por él, no con una pluma, si no con sucesos, acontecimientos, y una infinidad múltiple de hechos que van originando su desarrollo.
Es un cajón de reliquia donde se atesoran emociones, heroísmo, magnanimidades y también atrocidades y abominaciones. Así es el hombre. Y el hombre es historia y presente.
Alguien expuso una vez: Dicen que la Historia se repite, pero sus lecciones nunca se aprenden. Y es verdad. Hay un sinnúmero de ejemplos por citar para corroborar esto. Héroes, tiranos, guerras, y actos grandiosos sucederán y van a seguir sucediendo porque el hombre es un ser en contradicción constante. Así es que tristemente, la historia se repite sin haber aprendido sus enseñanzas.
No obstante voy a ser breve. No voy a tratar aquí la esencia filosófica de la historia, otros se han ocupado del tema y diría que han escrito cosas más interesantes de las que yo pueda aportar. Pero deseo ocuparme de una cuestión que yo llamo la devaluación de la historia. Es decir desvalorizar la historia y acomodarla groseramente a los propios intereses que uno persigue, sea por fines ideológicos o mercantilistas. Cuando la historia es manoseada se acomete un grave atropello con la humanidad misma, porque se lega al porvenir una mentira putrefacta que va a desarrollarse con las nuevas generaciones.
Sin embargo ¿es acaso cierto que el hombre escucha aquello que le gusta y aborrece aquello que le disgusta? Bajo este criterio ¿existe propiamente la objetividad en la contemplación de la historia? ¿Es realmente una fantasía la verdad histórica y es una realidad la distorsión de la historia sea por negligencia tras perseguir propias convicciones o por mundanos fines partidarios o particulares?
Hay mucho de cierto en esto, e implica un enorme esfuerzo a aquel amante de la historia mirar las dos caras de la moneda. Sin duda alguna, inexorablemente se tomará preferencia por tal o cual tendencia, personaje o postura histórico ideológica. Pero como escribió un buen poeta “la verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés”
Aquel sujeto que examina cuidadosamente la historia, estudiando y leyendo tantas cosas que aparezcan para abordar una recta conclusión o apreciación histórica, es sin duda un individuo que rompió aquellas cadenas del egoísmo ideológico que se guarda cuando uno toma partido –en mayor o menos medida- por alguna tendencia o idea.
Así en la historia aparecen los revisionistas, los oficialistas y algo nuevo que surgió hace poco. Los re revisionistas.
Quiero ocuparme a continuación de algo que no deja de asombrarme cuando no indignarme dolorosamente. Y es como ya dije, el manoseo degenerado de la historia.
Todo gobierno que aspira a perpetuarse en el poder tanto sea por imposición de las armas, por adulación de las masas o por violación y reforma de la Constitución y las leyes, claramente da evidencias para tan dinástico fin, un ansia de manipular la historia y sus valores, a modo de construir un nuevo orden o restructuración del pensar nacional.
Goebbels, el ministro de las propagandas de la Alemania nazi, es el mayor ejemplo que uno pueda citar. Su dominación fue tan descabellante y absoluta que arrastró a los alemanes a la ciega convicción de que iban a ganar la guerra aún cuando los soviéticos avanzaban sobre la humeante Berlín. Fomentó un germen en el pensar de su pueblo que han sido escasos, muy poco lo que no han aplaudido y bramado el tan conocido ¡Heil Hitler! El resultado ya todos lo conocemos…
Cristina Kirchner presentando el billete de Eva Perón.
Perón, a quien gustaba ser adulado y aplaudido, obligaba colgar cuadros con su figura en cada  despacho, y en las escuelas se enseñaba a los niños a dar sus primeros pasos en la escritura con oraciones como Eva y Juan me miman o Perón es un trabajador antes que las sencillas y sanas palabras “mamá y papá”. Para el dolor de los nacionalistas y peronistas, su caudillo fue tan intolerante, poco demócrata y bonapartista –entendido como un autopropulsor y propagador de su figura- como lo que vino después. El golpe del ’55 y la proscripción del justicialismo.
El presente gobierno que gusta auto denominarse “nacional y popular” malgastando el erario publico en pan y circo antes que en los verdaderos resortes del progreso social como lo son la educación y el trabajo digno, constantemente a través de sus mecanismos de propaganda como instituciones estatales intenta imprimir en la conciencia social un relato histórico que exalte sus propios esfuerzos por la felicidad del país. Dividiendo a la sociedad entre buenos y malos. Gorilas y progresistas. Compañeros kirchneristas o aliados de las corporaciones golpistas y criminales.
Así es que han instalado un relato histórico de todo lo que ellos significan. Entonces la inseguridad no existe, si no que hay “una sensación de seguridad” como expresó más de un ministro kirchnerista. La inflación es algo despreciable en comparación con el crecimiento del país, cuando la góndola de los almacenes y mercados indican otra realidad.
El empobrecimiento del país responde al abuso de los oligarcas y corporativistas y no a las deplorables políticas sociales que aniquilan la cultura del trabajo con todo lo que ello significa.
La mentira desatada del proyecto kirchnerista no solo arremete con las situaciones críticas del presente. Su expansión va mucho más allá pasando por los setenta, hasta golpear la imagen de Roca calificándolo como un genocida y buscando desplazar su imagen de los billetes por los de Eva Perón.
En lo que respecta a los setenta es común hoy ver y comprar una cara de la moneda. No estarán aquellos pobres ignorantes que me tilden de represor o pro dictadura por tocar lo que significa una verdad absoluta indiscutible por los ebrios del relato.
Entonces aquellos movimientos subversivos apátridas, que anhelaban una Patria con otros valores y hasta otra bandera que no era la de Belgrano, surgidos durante gobiernos constitucionales, y no dictatoriales, pasan a ser jóvenes idealistas y sus bombas contra militares y cuanto radio los rodeara son actos de heroísmo y magnamidad. Los criminales son solo los militares que jugaron una guerra sucia propia de una contienda no convencional, como la misma guerrilla que la alentó con sus aparatos combativos.
Creo que el intento del copamiento de la Tablada por extractos de la guerrilla en pleno gobierno democrático de Alfonsín desenmascara claramente el idealismo de aquellos “buenos muchachos”
Sintetizando, los años setenta con todo lo que ello representa es un suceso histórico muy sensible y delicado que merece ser tratado con sumo estudio.  Lejos claro, de pasiones ideológicas y banales. Pero siempre se cae en el gravísimo error de tomar partido y santificar una parte de aquellos años violentos y difíciles que tanto daño causaron al país.
Hoy los derrotados son los militares, que deben pagar el caro precio de los errores de sus antecesores. La sabia máxima de ni vencedores ni vencidos, no tiene lugar en esto. Y la consigna “¡el que no salta es militar!” es muy fácil decirla y cantarla en los tiempos de hoy…
Roca tampoco es ajeno a las embestidas revisionistas largadas por el Gobierno desde su Instituto de Revisionismo Histórico.
Julio A. Roca
Para aquellos que conocemos la vida de Roca, sin duda es un personaje polémico. Sin embargo sus logros no son tenidos en cuenta. Hoy pasa a las generaciones presentes como un genocida que mataba indios sin piedad, cuando los indios buscaban formar sus Estados aparte, del que hoy llamaríamos nacional, y hasta vestían uniforme de guerra europeo. Saqueaban poblaciones, tomaban prisioneros, y destruían cuanto perteneciera al hombre blanco. Tampoco eran originarios como se dice, muchos de ellos migraron desde Chile masacrando a los nativos autóctonos para instalarse ellos mismos. Si Roca no hubiese echo su campaña al desierto, donde no se van a negar los desmanes propios de cada guerra, la Patagonia seguramente sería chilena puesto que el país tras andino apreciaba con mayor interés aquella región que otros presidentes argentinos, como la famosa frase de Sarmiento de que aquel desierto no vale ni un barril de pólvora para su defensa.
¡Pero que importa que Roca haya organizado al Estado, separando el poder Estatal del clero, sancionando leyes propias de un orden institucional y haya realmente llevando al país hacia un progreso considerable! El siempre será en la historia argentina un criminal abominable que masacraba pobres indiecitos e indefensos…
La historia no es buena ni mala. Es. Y querer tergiversarla e idealizarla con sus respectivos personajes es en el error más común de aquellos que siguen relatos como lo que dicen ser historiadores.
La historia es algo sagrado para cada país. Es lo que hace la identidad y auto conocimiento del mismo pueblo.
Resulta difícil su apreciación si cada Gobierno que sucede busca acomodarla a su capricho y rescribirla a su celoso antojo. Aquí cobra valor la máxima de que la historia la escriben los vencedores…pero más apenante son aquellos cobardes que trazan un relato lleno de mentiras para justificar sus saqueos y fiestas en las orgías del poder.

















1 comentario:

  1. muy consiente tu relato, y es verdad que nunca se aprenden las lecciones de la historia. yo por mi parte intento ver lo que tantos siglos de humanidad nos dejaron e intento reflexionar acerca de esos echos y llegue a la conclusión de que los humanos somos primitivos y por ello nos dejamos llevar por las emociones y los caprichos a mi me pasa y cuando lo reconozco sigo diciendo o haciendo lo mismo, es un deseo difícil de controlar.
    con respecto a la política, cada jefe de estado hace lo que le parece y lo que quiere, sea para bien o para mal, cada uno visualiza a donde quiere ir o adonde quiere llevar un país. Nuestro país se organizo teniendo como modelo la antigua Grecia, yo digo que los tiempos cambian y es hora de cambiar para mejorar y si nos equivocamos que importa eso, en fin la decisión tomada demostraría que no sirve y entonces se elegiría la contraria que parece mas prometedora. Lo que digo es que lo bueno nos lleva a crecer y la equivocación nos da experiencia y mas sabiduría.
    Algo que me llamo la atención es lo que dijiste de Roca y hay algo que no se puede negar, sus hechos tanto buenos como malos, pero los que invadieron fueron los conquistadores que llegaron con mentalidad de ladrones y los nativos aunque hubiesen migrado creo que los intrusos eran los españoles y los nativos también tenían sus motivos para atacarlos y hay que tener encenta la tecnología de cada bando

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