"Mas los bravos que unidos juraron, su feliz libertad sostener; a esos tigres sedientos de sangre, fuertes pechos sabrán oponer"

domingo, 31 de julio de 2011

El Patriota de delantal.


El servicio y la entrega del Dr. René Favaloro.

Hacía unas semanas, como hago siempre que mis tiempos lo permiten, fui a merodear varias librerías a ver qué cosa nueva se publicaba. Visité los rincones de filosofía, ensayos, sociología,  pero siempre finalizo en el mismo lugar, historia.
Allí mis ojos recorrían rápidamente los títulos de montones de libros acurrucados sobre el estante.  Muchos ya conocidos. Empero, en esa veloz pasada, se centraron en una pregunta a modo de título. ¿Conoce usted a San Martín? Rápidamente mi orgullo izo esbozo de sonrisa,” ¡cómo no conocer al gran Capitán!”  Y sin más, proseguí con la vista hasta clavarse hondamente en un nombre, su autor; un humilde escritor ajeno profesionalmente al mundo de las letras. Se reflejó entonces la sorprendente distinción, René G. Favaloro.
Mi memoria comenzó a ejercitarse para retrotraer a modo de archivo, todo aquello concerniente a este hombre.  Poco sabía, mucho estaba despertando al respecto. Entonces, sintetizó mis pensamientos la siguientes oraciones y palabras: “Fundación”, “Bypass”, “Médico”, “Suicidio”, “un gran hombre”….
Tomé atónito aquel pequeño libro y comenzé su lectura. Cada tanto, lo cerraba, dejando mi dedo índice en la hoja para no perderla. Y volvía a mirar el nombre del autor. Rene G. Favaloro.
¿Qué hace un médico escribiendo sobre el general San Martín? Me preguntaba. Hallándome desconcertado, al desconocer completamente el entusiasmo de Favaloro por la historia, la hazaña de grandes personajes, los principios, la ética, los valores, la Patria.
Mientras recorría aquel interesante bosquejo sobre la vida del Libertador, puede hallar la simetría entre estos dos personajes. Quien escribe, sobre de quien escribía.  Reflexione al respecto, que pese a que uno ostentaba un uniforme de armas y el otro un guardapolvo blanco, los unía antes que nada, la vocación de servicio desinteresado, la entrega en vida en aras del bien común, el fervor patrio y el culto hacia el honor y la verdad.
Ambos actores extinguieron su vida por su país. Pudiéndose  quedar acumulando riquezas, uno en Buenos Aires o Chile liberado, el otro en Estados Unidos donde le ofrecían millonarias cifras por sus conocimientos en medicina, prefirieron darse a su Patria; consumando sus fuerzas en pos de una siembra que aún no se cosecha. San Martín muere apenado en el exilio. Favaloro se suicida de un disparo.
¿Por qué los grandes hijos de este país finalizan su vida de forma trágica, cruel, y aún en la posteridad bajo la sombra del olvido?  ¿Cuál es la razón casi a modo de comedia surrealista que lleva a los individuos corruptos y malhechores a gozar de cuánto pueden a costa del sufrimiento ajeno, y aquellos que se dan a los demás solo hallan penurias, persecuciones, y derrota?  Cristo mismo padeció en la cruz, ¿será acaso esa la recompensa de los hombres de buena voluntad? …
Hoy no escribo sobre personajes románticos de la historia nacional. No expondré acerca de Brown, las aventuras curiosas del corso de Bouchard, ni de la valentía de Güemes, ni de Belgrano, ni siquiera del mismo San Martín. No. Quiero dar mi humilde exposición, a modo de homenaje y reconocimiento, sobre un prócer más moderno. Que no lució otro uniforme más que un delantal. No comando ejércitos, ni escuadras. Ni figura en una épica estatua ecuestre en alguna plaza. No mató, ni ajusticio, ni nada de ello. Como quien dice, hiso patria de una manera brillante. Salvando vidas. Sin otro fin que ese, devolviendo vitalidad y alegría a familias e individuos agonizantes y desesperados.
Atendió pobres, sin recibir ni pedir nada al respecto. Alzó siempre su voz denunciando a aquellos vándalos y partidarios del dinero que todo lo echan a perder. Se formó, estudió y perseveró. Y todo ello, lo volcó a su país. De esta manera comprendo la razón de aquel libro que brindó Favaloro al público. Pasó, como él dice, tres semanas encerrado leyendo, investigando y analizando la vida del Libertador.  
Hay algo que no puedo dejar desapercibido. Poco antes de quitarse la vida en su despacho, Favaloro escribe una carta donde hace mención a semejante decisión. A ello atribuye claros designios de derrota. La nula respuesta de  considerados individuos para socorrer a su fundación endeudada a raíz de sus desinteresados servicios. El progreso impune de aquella raza de mentirosos, oportunistas y corruptos. Apunta a la sociedad enferma de egoísmo y ceguera. En fin. Dejaré que el lector la lea, se conmueva y por ende tome sus reflexiones al respecto.
Todos los grandes hombres coinciden en algo pese a los siglos, obra y realidades que los distancia. El servicio en aras del bien ajeno. El Martín Fierro da una cálida enseñanza al respecto:

"Y he de decir ansí mismo
porque de dentro me brota,
que no tiene patriotismo
quien no cuida al compatriota"

Yo por mi parte, brindo este breve escrito como un humilde homenaje a quien llamaré el Medico de la Patria. Un digno hijo que admiró a San Martín por su coherencia entre las ideas, las palabras, y la obra; su rectitud en la vida, su entrega hacia los más necesitados. Por ello, el gran Capitán no es más que aquel que vivió como él. ¡Dios los tenga en su Gloria!

Carta del Dr. René Favaloro poco antes de su deceso.
“Creo que vale la pena leerla con detenimiento y reflexionar que cosas aún tienen arreglo en Argentina y que cosas ya no sirven y son descartables. Pero por sobre todo creo que hoy en nuestro país lo que necesitamos es distinguir claramente cuáles son las cosas por las que vale la pena luchar, por las que vale la pena invertir nuestro tiempo y nuestra energía apostando a un futuro mejor.
Este creo que no es un mensaje de muerte, sino un mensaje de vida dirigido a todos nosotros argentinos de cualquier credo y orientación política.
"Si se lee mi carta de renuncia a la Cleveland Clinic, está claro que mi regreso a la Argentina (después de haber alcanzado un lugar destacado en la cirugía cardiovascular) se debió a mi eterno compromiso con mi patria. Nunca perdí mis raíces.. Volví para trabajar en docencia, investigación y asistencia médica. La primera etapa en el Sanatorio Güemes, demostró que inmediatamente organizamos la residencia en cardiología y cirugía cardiovascular, además de cursos de post grado a todos los niveles.
Le dimos importancia también a la investigación clínica en donde participaron la mayoría de los miembros de nuestro grupo.
En lo asistencial exigimos de entrada un número de camas para los indigentes. Así, cientos de pacientes fueron operados sin cargo alguno. La mayoría de nuestros pacientes provenían de las obras sociales. El sanatorio tenía contrato con las más importantes de aquel entonces.
La relación con el sanatorio fue muy clara: los honorarios, provinieran de donde provinieran, eran de nosotros; la internación, del sanatorio (sin duda la mayor tajada).
Nosotros con los honorarios pagamos las residencias y las secretarias y nuestras entradas se distribuían entre los médicos proporcionalmente.
Nunca permití que se tocara un solo peso de los que no nos correspondía.
A pesar de que los directores aseguraban que no había retornos, yo conocía que sí los había. De vez en cuando, a pedido de su director, saludaba a los sindicalistas de turno, que agradecían nuestro trabajo.
Este era nuestro único contacto.
A mediados de la década del 70, comenzamos a organizar la Fundación. Primero con la ayuda de la Sedra, creamos el departamento de investigación básica que tanta satisfacción nos ha dado y luego la construcción del Instituto de Cardiología y cirugía cardiovascular.
Cuando entró en funciones, redacté los 10 mandamientos que debían sostenerse rajatabla, basados en el lineamiento ético que siempre me ha acompañado.
La calidad de nuestro trabajo, basado en la tecnología incorporada más la tarea de los profesionales seleccionados hizo que no nos faltara trabajo, pero debimos luchar continuamente con la corrupción imperante en la medicina (parte de la tremenda corrupción que ha contaminado a nuestro país en todos los niveles sin límites de ninguna naturaleza). Nos hemos negado sistemáticamente a quebrar los lineamientos éticos, como consecuencia, jamás dimos un solo peso de retorno. Así, obras sociales de envergadura no mandaron ni mandan sus pacientes al Instituto.
¡Lo que tendría que narrar de las innumerables entrevistas con los sindicalistas de turno!
Manga de corruptos que viven a costa de los obreros y coimean fundamentalmente con el dinero de las obras sociales que corresponde a la atención médica.
Lo mismo ocurre con el PAMI. Esto lo pueden certificar los médicos de mi país que para sobrevivir deben aceptar participar del sistema implementado a lo largo y ancho de todo el país.
Valga un solo ejemplo: el PAMI tiene una vieja deuda con nosotros, (creo desde el año 94 o 95) de 1.900.000 pesos; la hubiéramos cobrado en 48 horas si hubiéramos aceptado los retornos que se nos pedían (como es lógico no a mí directamente).
Si hubiéramos aceptado las condiciones imperantes por la corrupción del sistema (que se ha ido incrementando en estos últimos años) deberíamos tener 100 camas más. No daríamos abasto para atender toda la demanda.
El que quiera negar que todo esto es cierto que acepte que rija en la Argentina, el principio fundamental de la libre elección del médico, que terminaría con los acomodados de turno.
Los mismo ocurre con los pacientes privados (incluyendo los de la medicina prepaga) el médico que envía a estos pacientes por el famoso ana-ana , sabe, espera, recibir una jugosa participación del cirujano.
Hace muchísimos años debo escuchar aquello de que Favaloro no opera más! De dónde proviene este infundio?Muy simple: el paciente es estudiado. Conclusión, su cardiólogo le dice que debe ser operado. El paciente acepta y expresa sus deseos de que yo lo opere. ‘Pero cómo, usted no sabe que Favaloro no opera hace tiempo?’. ‘Yo le voy a recomendar un cirujano de real valor, no se preocupe’. El cirujano ‘de real valor’ además de su capacidad profesional retornará al cardiólogo mandante un 50% de los honorarios!
Varios de esos pacientes han venido a mi consulta no obstante las ‘indicaciones’ de su cardiólogo. ‘¿Doctor, usted sigue operando?’ y una vez más debo explicar que sí, que lo sigo haciendo con el mismo entusiasmo y responsabilidad de siempre.
Muchos de estos cardiólogos, son de prestigio nacional e internacional.
Concurren a los Congresos del American College o de la American Heart y entonces sí, allí me brindan toda clase de felicitaciones y abrazos cada vez que debo exponer alguna ‘lecture’ de significación. Así ocurrió cuando la de Paul D. White lecture en Dallas, decenas de cardiólogos argentinos me abrazaron, algunos con lágrimas en los ojos. Pero aquí, vuelven a insertarse en el ‘sistema’ y el dinero es lo que más les interesa.
La corrupción ha alcanzado niveles que nunca pensé presenciar. Instituciones de prestigio como el Instituto Cardiovascular Buenos Aires, con excelentes profesionales médicos, envían empleados bien entrenados que visitan a los médicos cardiólogos en sus consultorios. Allí les explican en detalles los mecanismos del retorno y los porcentajes que recibirán no solamente por la cirugía, los métodos de diagnóstico no invasivo (Holter eco, camara y etc., etc.) los cateterismos, las angioplastias, etc. etc., están incluidos..
No es la única institución. Médicos de la Fundación me han mostrado las hojas que les dejan con todo muy bien explicado. Llegado el caso, una vez el paciente operado, el mismo personal entrenado, visitará nuevamente al cardiólogo, explicará en detalle ‘la operación económica’ y entregará el sobre correspondiente!.
La situación actual de la Fundación es desesperante, millones de pesos a cobrar de tarea realizada, incluyendo pacientes de alto riesgo que no podemos rechazar. Es fácil decir ‘no hay camas disponibles’.
Nuestro juramento médico lo impide.
Estos pacientes demandan un alto costo raramente reconocido por las obras sociales. A ello se agregan deudas por todos lados, las que corresponden a la construcción y equipamiento del ICYCC, los proveedores, la DGI, los bancos, los médicos con atrasos de varios meses.. Todos nuestros proyectos tambalean y cada vez más todo se complica.
En Estados Unidos, las grandes instituciones médicas, pueden realizar su tarea asistencial, la docencia y la investigación por las donaciones que reciben.
Las cinco facultades médicas más trascendentes reciben más de 100 millones de dólares cada una! Aquí, ni soñando.
Realicé gestiones en el BID que nos ayudó en la etapa inicial y luego publicitó en varias de sus publicaciones a nuestro instituto como uno de sus logros!. Envié cuatro cartas a Enrique Iglesias, solicitando ayuda (¡tiran tanto dinero por la borda en esta Latinoamérica!) todavía estoy esperando alguna respuesta. Maneja miles de millones de dólares, pero para una institución que ha entrenado centenares de médicos desparramados por nuestro país y toda Latinoamérica, no hay respuesta.
¿Cómo se mide el valor social de nuestra tarea docente?
Es indudable que ser honesto, en esta sociedad corrupta tiene su precio. A la corta o a la larga te lo hacen pagar.
La mayoría del tiempo me siento solo. En aquella carta de renuncia a la C. Clinic , le decía al Dr. Effen que sabía de antemano que iba a tener que luchar y le recordaba que Don Quijote era español!
Sin duda la lucha ha sido muy desigual.
El proyecto de la Fundación tambalea y empieza a resquebrajarse.
Hemos tenido varias reuniones, mis colaboradores más cercanos, algunos de ellos compañeros de lucha desde nuestro recordado Colegio Nacional de La Plata, me aconsejan que para salvar a la Fundación debemos incorporarnos al ‘sistema’.
Sí al retorno, sí al ana-ana.
‘Pondremos gente a organizar todo’. Hay ‘especialistas’ que saben como hacerlo. ‘Debes dar un paso al costado. Aclararemos que vos no sabes nada, que no estás enterado’. ‘Debes comprenderlo si querés salvar a la Fundación’
¡Quién va a creer que yo no estoy enterado!
En este momento y a esta edad terminar con los principios éticos que recibí de mis padres, mis maestros y profesores me resulta extremadamente difícil. No puedo cambiar, prefiero desaparecer.
Joaquín V. González, escribió la lección de optimismo que se nos entregaba al recibirnos: ‘a mí no me ha derrotado nadie’. Yo no puedo decir lo mismo. A mí me ha derrotado esta sociedad corrupta que todo lo controla. Estoy cansado de recibir homenajes y elogios al nivel internacional. Hace pocos días fui incluido en el grupo selecto de las leyendas del milenio en cirugía cardiovascular. El año pasado debí participar en varios países desde Suecia a la India escuchando siempre lo mismo.
‘¡La leyenda, la leyenda!’
Quizá el pecado capital que he cometido, aquí en mi país, fue expresar siempre en voz alta mis sentimientos, mis críticas, insisto, en esta sociedad del privilegio, donde unos pocos gozan hasta el hartazgo, mientras la mayoría vive en la miseria y la desesperación. Todo esto no se perdona, por el contrario se castiga.
Me consuela el haber atendido a mis pacientes sin distinción de ninguna naturaleza. Mis colaboradores saben de mi inclinación por los pobres, que viene de mis lejanos años en Jacinto Arauz.
Estoy cansado de luchar y luchar, galopando contra el viento como decía Don Ata.
No puedo cambiar.
No ha sido una decisión fácil pero sí meditada.
No se hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, hable de debilidad o valentía.
El cirujano vive con la muerte, es su compañera inseparable, con ella me voy de la mano.
Sólo espero no se haga de este acto una comedia. Al periodismo le pido que tenga un poco de piedad.
Estoy tranquilo. Alguna vez en un acto académico en USA se me presentó como a un hombre bueno que sigue siendo un médico rural. Perdónenme, pero creo, es cierto. Espero que me recuerden así.
En estos días he mandado cartas desesperadas a entidades nacionales, provinciales, empresarios, sin recibir respuesta.
En la Fundación ha comenzado a actuar un comité de crisis con asesoramiento externo. Ayer empezaron a producirse las primeras cesantías. Algunos, pocos, han sido colaboradores fieles y dedicados. El lunes no podría dar la cara.
A mi familia en particular a mis queridos sobrinos, a mis colaboradores, a mis amigos, recuerden que llegué a los 77 años. No aflojen, tienen la obligación de seguir luchando por lo menos hasta alcanzar la misma edad, que no es poco.
Una vez más reitero la obligación de cremarme inmediatamente sin perder tiempo y tirar mis cenizas en los montes cercanos a Jacinto Arauz, allá en La Pampa.
Queda terminantemente prohibido realizar ceremonias religiosas o civiles.
Un abrazo a todos René Favaloro"

miércoles, 13 de julio de 2011

PANFLETO. El Tambor de Tacuari. 1ra Publicacion


Algunas reflecciones para antes de votar.

Al Ciudadano:

Un panfleto es una forma de escribir. Breve, concisa, fuerte y a veces violenta. Desprovisto de toda elegancia, pomposidad expresiva y desarrollo profundo de las temáticas. Traza cada letra bajo el impulso de una mano acelerada, movida por el nervio de un corazón comprimido por la impotencia y la desilusión.  Una mente en funcionamiento trata de resumir incontables expresiones y sentimientos bajo el fugaz dictamen de las ideas propias que se plasman sobre el papel.
Así es esta forma de expresarse. Así es el presente escrito que brindo al ciudadano. ¿Bajo qué finalidad? El desahogo, y quizás generar la duda a algún curioso. Pero sin otro objeto, que contribuir a esa reflexión opaca y mediocre que es tristemente la opinión pública de hoy.
El presente año convoca una vez más a la ciudadanía a elegir sus representantes. Esto es de seguro, uno de los gestos más gratos y hermoso que da la democracia. Sistema tan inestable, corruptible y lleno de falencias, pero el mejor de los que  ha pensado el  hombre;  y el más oportuno para regir la organización y el orden del  país.
Esta democracia, hoy utilizada y distorsionada con fines partidarios y faccionistas, no es como muchos actores de la política la tildan o la cuentan. Porque éstos pérfidos no son democráticos cuando buscan morir con el poder; ese lugar ostentoso, dominante y de autoridad con que sueña cada individuo en actividad política. Se olvidan acaso, que todo lo mortal y que deriva de la mano y la idea del hombre  perece, se descompone, y ya la física da su exposición cuando indica que todo cuerpo que sube, luego  desciende hasta el punto de partida, o más abajo aún. Todos aquellos ingratos enamorados de su propia figura, y deseando aquella expresión algebraica y general de todos los goces y placeres, que es el poder, han buscado y perseguido celosamente esa imposible finalidad de perpetuarse en algún cargo. Tarde o temprano, valla a saberse porque, aquel pedestal en donde se apoya se desmorona, y éstos caen aplastados por sus propios cimientos. La historia nos ilustra con seguidos ejemplos de esto. Cayo Julio traspasado por los puñales del Senado, Nerón asesinado, Luis XVI guillotinado, Robespierre víctima de su propia herramienta de sumisión – la guillotina-, Bonaparte desterrado, Nicolás II ejecutado, Mussolini colgado sobre unos tirantes como un fiambre; y fijando las vistas en nuestros país hallamos a Saavedra depuesto, a Rosas derrotado y exiliado, a Perón derrocado, tan odiado como amado; y a los Dictadores del Proceso o muertos, o en prisión o condenados ético moralmente por la opinión general del país. Pocas son las excepciones de aquellos que lograron de alguna manera esquivar cierta finalidad tormentosa o cruenta en el ocaso de su poder.
La crisis muy recordada de diciembre del 2001 tenía por consigna “Que se vayan todos”. Y hoy, si contemplamos a los individuos que frecuentaron ese efectivo desastre, los rostros son idénticos a los presentes. Valla simetría, las mismas sanguijuelas que se nutren de la función pública; dejando al país desprovisto de toda célula vital que lo haga crecer y desarrollarse. Como los parásitos que todo lo descomponen, así son la clase dirigente que siempre ha tenido esta democracia desde su retorno en 1983. La diferencia es que éstos engordan sus bolsillos, desproveyendo de todo a los hogares argentinos.
No es mi intención hacer partido, ni propaganda por nadie. No la hago porque a nadie considero digno de mis simpatías. No tengo más partido que mi Patria, ni más ideal que ver nuestra República por los justos senderos de progreso y prosperidad. El mismo anhelo de los hombres de Mayo tras su gesta cuando deseaban entregar a la posteridad un país nuevo, libre y medianamente organizado para que éstos luego,  lo conduzcan favorablemente en aras del bien general.  Aquellas sanas aspiraciones por la cual no pocos hombres – anónimos o no- sacrificaron lo más sagrado y libre de una persona que es la propia vida, sea en los campos de batalla, en los escritorios, o en el mismo transitar de la vida,  quedaron enmohecidas por los venenos letales de la corrupción mundana y oportunista que rige hasta hoy, los corazones de casi todos los individuos públicos. Como muere Moreno, como finaliza su vida el ilustre Belgrano; y la tristeza en el exilio del gran San Martín dan clara expresión de esto que digo.
Empero, es menester hablar del actual gobierno. Primero: porque ya finalizando su mandato hay que evaluar su gestión. Segundo: porque la cabeza suprema de este “modelo” no desea abandonar su asiento en el sillón de Rivadavia. Tercero: porque es deber de todo ciudadano que se considera tal, dar su opinión al respecto.
¿Cómo calificar al presente gobierno? Muchos toman como regla de medición su propio bolsillo. No es injusto este tipo de observación, ya que la finalidad de un gobierno es garantizar el orden, la administración y conservación del cuerpo social. Y éste no se conserva ni perdura,  si no es creciendo y desarrollándose. Pero carece de justicia completa al fijar únicamente la vista sobre el propio bienestar, y no sobre el común o el de la mayoría. Se dice, y con razón. “Hay orden institucional y bonanza económica.” En algunos aspectos, pero varios hombres de autoridad al respecto señalan que el país no está a la altura de crecimiento como varios otros países que incluso limitan con el nuestro (Uruguay, Brasil y Chile).
Es propio de los mediocres y conformistas mirar la situación ajena. Y es más apenante aún, no conocer los potenciales de uno. Argentina en estos 8 años de hegemonía del llamado “modelo nacional y popular” ha sido como esos individuos tristes y resignados que se contentan con pocos logros en la vida, perdiendo así de vista todo ideal superior de avanzar y crecer por haber desconocido o ignorado sus cualidades. Las características de nuestra Republica tanto en recursos históricos, naturales y hasta humanos son de gran magnitud. El error se halla en quienes tienen la responsabilidad de preservarlos y multiplicarlos. He aquí la resultante de tanta desdicha.
Pero a esto que expongo añadiría. “Mirar la educación. Mirar la industria, y el campo. Mirar la seguridad interna del país…mirar los pobres y marginados. ¿Qué conclusión hallamos? Evidentemente estamos ante un engaño retórico de discursos y estratagemas de unos astutos, o unos necios que los creen y aplauden. Considero las dos cuestiones.
Maquiavelo, el gran estadista y hombre que entendió la política no en absurda teoría, si no como es de acuerdo a como procede el hombre en el poder, expuso en su brillante obra que el engaño es uno de los instrumentos más efectivos por el cual se puede dominar, disponer y acallar. Y que ningún sujeto público si no procede con honradez y prósperos resultado hacia sus gobernados, puede subsistir en el poder ajeno a la manipulación del engaño y la astucia. Una máxima certera que resume el presente.
Y aquel que refutara o cuestionara mi idea le diría. “Miren los incansables esfuerzos que realizan los intendentes del conurbano, el séquito de concejales y ministros, y los caudillos de provincias para obtener votos de las clases más numerosas que son, tristemente las más necesitadas. Esta gente desprovista de toda educación, del conocimiento de sus derechos y deberes; de todo entendimiento situacional, y dominados bajo el imperio de la necesidad son las víctimas de estos bribones y embusteros que expanden la miseria como un medio eficiente por el cual pueden escalar al poder. ¿Quién si tiene hambre y carencias se pone a mirar la Constitución o la Ley?  ¿No acatará las directivas de quien le ofrece vivienda y alimento a cambio de concurrir a actos partidarios y a las urnas a favor de aquel? ¿Quién derrocharía esfuerzos diarios en trabajo si puede subsistir vagamente de los planes sociales que da el gobierno? Deducimos entonces, el fenómeno del clientelismo político y la sencilla razón de porque tantos funcionarios llevan más de una década en ejercicio de sus funciones.  Belgrano no fue el primero en decir que “un pueblo ignorante es fácil de esclavizar”
Y ya que hice mención a la ignorancia, porque no exponer brevemente sobre su remedio. La educación. La base de la riqueza social, de donde provienen en gran medida los bienes y males de la sociedad. Es la industria más propensa al desarrollo. Sus efectos se plasman sobre el hombre, haciéndolo pensar, expresarse, deducir, instruirse, aportar. Un gran medio para anular la epidemia de la pobreza que sujeta a los individuos reduciéndolos a meros vagos y ociosos, delincuentes, o simplemente mendigos. ¡Triste y vergonzoso final para una persona!
Pero parece que los ministros y hombres de éste área, entienden a la educación como la mera acción de repartir computadoras o trocar los planes de estudios que bien saben, son obsoletos y estériles. Yo, que soy un joven de temprana edad se la manera de pensar del estudiante y es que aquél aparato lo utilizará con fines de entretenimiento y no de estudios. Pero esto también lo comprenden los ministros, nada más que intentan ganarse el favor de éstos.
El estado ruinoso de muchas escuelas, colegios y universidades; los estudiantes enloquecidos e indisciplinados como muchos docentes, que toman colegios, reclaman aumentos de sueldos, y el apagado pensar que es propio de los jóvenes de hoy da la exposición definida de cómo es la educación para este gobierno.
Se dice que es obligación de los padres mandar a sus hijos a la escuela, si así no fuese la Ley los sanciona con determinada pena. Jamás he visto a algún padre condenado por la negligencia y alarmante descuido de no  educar a su prole. Hay una realidad, y es que el Estado debe garantizar los medios para que estas familias estén en condiciones de enviar a sus hijos a los establecimientos públicos. Pero ni una ni otra cosa se cumplen.
Pasaría horas, analizando y escribiendo acerca del presente miserable de nuestra educación, y de que ésta es uno de los medios más necesarios y eficientes por el que un gobierno debe fomentar con agudo celo. Pero ya dije que esto es un panfleto, y debo contentarme con escribir simples enunciados. Dejaré a cada lector sacar las respectivas conclusiones.
El trabajo es otra de las fuentes inagotables de nutrición de una población. Si se entiende que cada familia progresa de acuerdo a su economía doméstica, y ésta se resume en lo que ganan los que aportan al hogar particular, descuidar dicho factor por parte del Estado es un crimen con funestas consecuencias. Por consiguiente toma vigor la pobreza en sus más abarcativas expresiones y porciones, y el país abrumado por tanta desdicha cae en la desgracia.
¿Y cómo obra el presente modelo al respecto? Nutriendo a los ociosos con planes sociales, es decir con el pretexto de que éstas familias necesitan de la ayuda del Estado – que nadie objeta lo contrario- para entrar en el círculo de las igualdades de oportunidades, le suministran cierta cantidad de dinero mensual y más aberrante aún por hijo, como si el tener descendencia y velar por su bienestar fuese un premio y no un responsable deber. Pero detrás de tantas ridiculeces y discursos se halla algo de lo que ya hice mención anteriormente. Este conglomerado de familias son las mismas que van a festejar y vivar a la cabeza superior del gobierno, la señora Presidente de la Nación. Aquellas familias en estado de emergencia que no concurran a dichas participaciones de afecto, no se les provee de la bondad del Gobierno.
Es una de los tantos instrumentos por el cual se avasalla a un elevado número, y como la democracia en el sufragio da los gobernantes, de esta forma siendo votados por la mayoría sumisa, se perdura en el cargo. He aquí también, el argumento de porque se disputan acérrimamente los distritos de La Matanza, José C. Paz, y el resto del conurbano. Allí hay elevado número de habitantes, y por ende dóciles de subyugar.
Finalmente otro de los evidentes ángulos por donde muestra inoperancia y descaro el actual gobierno es con el tema de la seguridad.  Sería de mi agrado tratar este urgente tema con mayor pausa, desarrollo y conocimiento, pero ya me justifiqué al respecto.
La falta de cumplimiento del orden interno social por parte del Estado es un crimen aberrante que tiene como víctima al ciudadano inocente. La inseguridad es hija de la pobreza, y se gesta y desarrolla bajo el amparo de gobiernos estancos o dubitativos. Su crecimiento se eleva al de una pandemia, y tomando ya cierto vigor, casi nada la destierra de donde se ha instalado. Desprendemos de aquí las redes de narcotráfico, mafia y delincuencia organizada. ¿Si el Estado que tiene el monopolio de la fuerza no está en condiciones de garantizar la seguridad del cuerpo social, entonces a quien compete la responsabilidad? Sin duda es al Estado, y nada más que a éste. De lo contrario derivaríamos en grupos civiles armados, y quien sabe en qué desorden mayor podría desembocarse. En lo concerniente a la inseguridad no se debe dudar, se debe obrar con la mayor celeridad y método; y si las circunstancias exigen una guerra sin cuartel contra la delincuencia organizada ¡que así se proceda! Pero como hay muchos funcionarios implicados en esta paupérrima aberración, no conviene avanzar demasiado, ya que sus negocios podrían entorpecerse o caducar.
La tinta y mi mano se van agotando. Teniendo pendiente mucho por expresar y decir. Sintiéndome además insatisfecho por el escrito brindado. Empero, ya mencione que es un panfleto y que solo me contentaré con breves oraciones para que el ciudadano o quien lo leyera reflexione y piense un poco. Un poco más allá de su bolsillo, un poco más en su país. No me identifico como opositor, aunque es irónico decirlo al haber tratado de deplorable al gobierno y sus principales flaquezas. Pero yo, en mi calidad de patriota y luego ciudadano,  me veo en obligación a ello. Ninguna persona- y no digo ilustrada ni de grandes reflexiones- más bien de sentido común seguiría apostando a este modelo de “progreso nacional”. El presente apenante es evidente, y los adulones solo lo niegan. El progreso no se obtiene girando a la izquierda, o a la derecha. Se logra avanzando, y esto es hacia adelante. Aunque es difícil avanzar si quien tienes las riendas de la Republica no está en condiciones de ello. Sus preocupaciones está en resolver las ecuaciones de como perdurar y extenderse en el ejercicio del poder. Así, difícilmente se llegue al sueño de Mayo: un país feliz. Mientras la ciudadanía siga ignorando los terribles sucesos que se dieron a conocer de muchos actores de este gobierno como las valijas con coimas de Antonini Wilson, la bolsa con abundante dinero de la ex ministra de economía, el enriquecimiento inexplicable de Jaime y el matrimonio presidencial; la absurda intervención del Indec, la confrontación como único medio de logros; la constante difamación de las Fuerzas Armadas so pretexto de los agravios cometidos por generaciones pasadas ajenas a las actuales; el descuido de los recursos naturales; el empobrecimiento general del país; el reciente caso Schoklender, y muchísimos oprobios que aún lamentablemente permanecen ocultos, y no se han dado a conocer.
Yo anhelo fervientemente la prosperidad de mi país. Y por este deseo ardoroso que he emprendido este escrito, con la conciencia de no cambiar nada pese haber desahogado mi corazón. Espero del argentino el mayor de los compromisos a la hora del sufragio. Allí reside en cierta manera, el ocaso de tanta desdicha. No digo que el resto de los candidatos sean mejores o más gratos, quizás iguales a los actuales. Pero bien se cómo fue, es y seguro será, el actual gobierno. No lo apetezco para la Republica.
La historia que siempre ilustra a quien está dispuesto a aprender, enseña que muchísimos presidentes y gobernantes en sus segundos mandatos se fueron difamados por la opinión pública, cuando ya sus vilezas e infamias se han revelado de forma evidente. Roca se fue desprestigiado de su segundo mandato. Irigoyen derrocado. Perón igual. Menem recordado por cierta porción de los argentinos como sinónimo de corrupción, mentira y marginalidad del país. ¡Quien sabe que sucederá con la señora Presidente luego de cuatro años!…Yo solo espero ver de una vez, a mi país en el lugar que se merece. Encaminado hacia la prosperidad.
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Mar del Plata, 13 de Julio del año 2011. En vísperas de las elecciones presidenciales.
La Guardia del Sur.